Es fundamental que la comunicación entre el portor y el ágil sea continua.
- En el momento en el que el portor note cualquier molestia debe decírselo al ágil para corregir esa postura o, directamente, deshacer la figura.
- Todos los movimientos de subida y bajada del portor han de realizarse de forma suave y a velocidades muy controladas.
- Los apoyos del ágil deben ser siempre “seguros”, de modo que no perjudiquen ni causen daño al portor.
Seguridad en las zonas donde se puede correr peligro:
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